Medio centenar de estudiantes se congregaron el pasado 5 de mayo en el Campus de Ramón y Cajal de la Hispalense para reivindicar al Ayuntamiento de Sevilla y a la Junta de Andalucía mejoras en los transportes públicos y tarifas más asequibles para el colectivo estudiantil. La protesta ha sido convocada por el Movimiento de Acción Estudiantil (MAE), y apoyada por los Consejos de Estudiantes de UPO y US. Bajo el lema “transporte digno para todas”, los estudiantes han reclamado la inclusión del metro y los autobuses del área metropolitana en el bonobús universitario, una bajada del precio de la tarjeta universitaria de transporte hasta los 200 euros, fraccionar en pagos mensuales el cobro, e incluir en la cobertura de estas tarjetas el mes de septiembre.
Actualmente, la tarjeta universitaria para TUSSAM, implementada por el Gobierno popular de Zoido al calor de la protesta vecinal y estudiantil contra la Zona Azul, solo incluye los servicios de la empresa pública de transportes. Sin embargo, la reivindicación original expresada por el CADUS era un bono completo de los tres transportes, incluyendo autobuses metropolitanos y metro, dependientes de la Junta de Andalucía. “El Ayuntamiento, cuando se habla del área metropolitana, pasa la patata al Consorcio de Transportes. Pero el Ayuntamiento [miembro del Consorcio], debe presionar” explica Alba López, delegada del CADUS. Los estudiantes de la UPO también reclaman su espacio en la reivindicación. “Se olvida que seguimos ahí, muy mal conectados”, se queja su delegada general Irene Serrano, que explica que “hace un año [marzo de 2015] remitimos un documento con necesidades específicas de transporte para la Pablo de Olavide, con propuestas de nuevas líneas y tarifas específicas, y sin respuesta del Ayuntamiento ni Junta”.
Las dificultades de transporte, se quejan los estudiantes, han llegado a derivar en problemas de asistencia. “Yo misma perdí el otro día un examen por no poder usar transporte público y comerme un atasco”, ejemplifica Irene Serrano. La delegada de la UPO denuncia que “nos encontramos aulas vacías porque las paradas previas a la UPO se inundan en caso de lluvias fuertes”. “Para nosotros es un factor crucial”, expone Nieves Fernández, coordinadora del MAE. “El transporte es clave para decidir qué estudiar y dónde, porque al final es un gasto oculto, pero es un gasto” argumenta la estudiante de Ingeniería.
Durante la protesta varios estudiantes comentaron sus dificultades diarias para acudir a sus centros de estudio. “Tardo más de una hora en llegar a mi facultad. Sevilla tiene mucha zona metropolitana y no se nos tiene en cuenta”, explicaba una estudiante de Medicina que vive en un pueblo de la provincia. “Nuestros compañeros del grado de Ciencias del Deporte tienen que desplazarse de la UPO a Dos Hermanas para asignaturas obligatorias como natación, gastando tiempo y dinero”, denunciaba Irene Serrano. “El Aljarafe está fatal conectado”, comentaba otra estudiante de la Hispalense.
Una problemática común para ambas universidades es la centralización de algunas líneas de autobús, que provoca desconexión de barrios periféricos con las facultades de la Hispalense y la UPO. “Antes teníamos la línea 36, que unía la Avenida de la Paz con la Olavide, pero ahora tan solo la 38, que hace el mismo recorrido que el metro pero por superficie”, explica Tamara Infantes del MAE. “Hay compañeros que viven en Sevilla Este y ven desde su casa la torre de la UPO, y yo desde el Aljarafe, en coche por supuesto, llego mucho antes que ellos” relata Serrano.
Las tres organizaciones reiteran que el transporte seguirá siendo una prioridad entre sus reivindicaciones y que esperan una pronta reunión con el Ayuntamiento de Sevilla.
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