Alrededor de 300.000 estudiantes de Bachillerato de toda España se enfrentan a la Selectividad o EvAU, desde el pasado 3 de junio. En Andalucía, el turno llega hoy 11 de junio y sigue el 12 y el 13. Una prueba que para muchos y muchas es decisiva para su futuro académico. Aunque, según los últimos datos, casi la mitad de los estudiantes que se enfrentan a esta prueba, aún no saben qué carrera escoger.
Una prueba decisiva, pero que no es justa ni representativa de sus aptitudes, es en lo que coinciden la mayoría de los estudiantes. Los expertos recomiendan comer bien durante el proceso y evitar repasar los apuntes justo antes de los exámenes, hay que dejar a la mente descansar.
Para conocer las sensaciones que se viven durante la etapa y las que se liberan tras acabar los exámenes, en Aula Magna hemos hablado con estudiantes que ya han pasado por esta prueba.
“Los meses previos a Selectividad fueron los más complicados de mi vida estudiantil. Mis sentimientos diarios eran de ansiedad y puro agobio por no quedarme fuera de lo que quería hacer. Aunque no necesitaba una nota precisamente alta, sentía muchísima presión”, comenta Ana Isabel Montañez, que ahora se encuentra en el cuarto curso de Periodismo y está a punto de terminar el Grado.
“Mis sentimientos diarios eran de ansiedad y puro agobio por no quedarme fuera ”
Por su parte, Laura Jiménez, estudiante de Educación Infantil en segundo curso, señala que tenía una mezcla de sensaciones “por una parte sentía presión, por si me quedaba fuera de la carrera que quería estudiar, pero por otra tranquilidad porque me sabía el temario. Además, tenía ganas de afrontar Selectividad, pues me lo planteaba como un reto”.
Una prueba para la que te están preparando desde el primer curso de Bachillerato. “En segundo de Bachillerato todo se regía por Selectividad, si hacías alguna actividad los profesores decían que era buena para la EvAU, si realizabas un comentario también, los contenidos no eran para aprender, sino para hacer Selectividad”, explica Jiménez.
En esta misma línea, Montañez coincide con Jiménez en que los institutos se orientan demasiado a las pruebas de acceso a la universidad. “Quien prefiera hacer un grado superior en lugar de hacer una carrera tiene que buscarse la vida por su cuenta. No se ofrece ese camino a los estudiantes y llega a parecer que quien decidan tirar por ahí va a ser un fracaso”, manifiesta la alumna de Periodismo.
Una prueba que genera sentimientos compartidos
La impresión de los estudiantes que se enfrentan a la Selectividad es la misma, por lo que la sensación de hermandad está muy presente. “Nos ayudabamos con el temario, hacíamos sesiones de relajación, los profesores nos daban ánimos, al final eran sentimientos compartidos”, dice Laura Jiménez.