El conocido inicio de la obra de Cervantes «en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…», parece tener respuesta. Villanueva de los Infantes es el buscado pueblo con el que comienza El Quijote, según un estudio multidisciplinar que aparece en el libro «El Lugar de La Mancha: un irónico Cervantes a la luz de la crítica científica». El volumen, presentado por los catedráticos de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Parra Luna y Manuel Fernández Nieto, en compañía del profesor Francisco Aldecoa, supone el broche final de la trilogía.
Fernández, del departamento de Filología Española II, dio a conocer durante el acto que en el estudio han intervenido más de veinte investigadores durante más de diez años quienes coinciden en que “los caminos y tiempos de Cervantes son reales y no simple ficción”, siendo esos tiempos entre lugar y lugar los que originaron el estudio inicial. El profesor Parra Luna reconoció que “todo esto no hay que creérselo, sólo hay que hacerlo bajo la responsabilidad de cada uno”. Aunque, por el momento, no han encontrado a nadie que rebata la hipótesis de Villanueva de los Infantes.
El filólogo afirmó que desde finales del siglo XVIII se preguntaron cuál sería ese lugar con el que comienza la novela cervantina. Fernández afirma que en aquella época y por iniciativa de un cura de Argamasilla de Alba, se postuló que aquel pueblo era el hogar de Don Quijote, leyenda que se mantuvo hasta la época contemporánea.
El profesor reconoce que esa primera frase podría ser solo “el principio de una narración, como la de un cuento infantil, un principio indeterminado” o parte del juego literario, teniendo en cuenta que El Quijote es una parodia de los libros de caballería “y en estos siempre se deja muy claro el escenario de la acción”. Fernández comenta que “en Cervantes nos sorprende que siempre da detalles que se corresponden con la realidad” a través de la sociedad que se muestra en el libro o de la flora que es el reflejo exacto de lo que había en La Mancha en ese periodo histórico.
En un congreso sobre la teoría de sistemas celebrado en 2002, Parra propuso aplicar ese método científico para intentar resolver el enigma de El Quijote. Después de una lectura del libro centrada únicamente en localizar el lugar del origen de los viajes del protagonista, comenzó el trabajo partiendo de la base de que el pueblo debe estar en el Campo de Montiel, “por el hecho de que Cervantes lo cita cinco veces como lugar por donde camina Don Quijote”. En ese momento se establecieron 26 pueblos y 24 variables diferentes relacionadas con distancias y tiempos entre ellas según se presentan en el libro. En la investigación se siguió utilizando este método hasta encontrar la única solución posible que fue Villanueva de los Infantes.