El actual Gobierno de Andalucía carece de un modelo universitario que supere el Sistema Público Andaluz que heredó en 2018, compuesto por instituciones sólidas, solventes y saneadas,y con casi 500 M€ de remanentes para inversiones, fruto del anterior Modelo de Financiación.
Si se aprobase el cuarto presupuesto de este gobierno, el de 2022, tal remante se habrá de hecho esfumado, al verse las universidades obligadas a usarlo para cubrir gastos corrientes ante la reiterada infrafinanciación y recortes que han venido sufriendo. A ello se suman las limitaciones a su autonomía, crecientes en los sucesivos presupuestos, dificultando la consolidación y renovación de las plantillas de profesorado, investigación y de personal de administración y servicios, y poniendo en riesgo la sostenibilidad económica de políticas estudiantiles, como la bonificación de matrículas, ayudas Erasmus o las ayudas a la certificación de idiomas, en las que Andalucía es referente y pionera.
El proyecto de presupuesto para 2022 continua con el maltrato a las universidades públicas andaluzas. En un contexto en el que las cuentas suben en su conjunto más de un 9%, los recursos para las universidades suben menos de un 3%, lo que es insuficiente, según se ha denunciado, para cubrir el crecimiento del coste de las plantillas, y supone inexplicables recortes en I+D+i.
Se añade a esta situación la incertidumbre causada por la implantación de lo que se ha querido llamar ‘nuevo Modelo de Financiación’, pero que no es más que un cambio en los indicadores de reparto, sin incremento de recursos, y sin compromiso financiero a corto, medio o largo plazo.
Ambas cuestiones han dado lugar a la protesta de las universidades, que llevan meses demandando un cambio de rumbo a la administración autonómica. El PSOE-A se ha hecho eco de sus peticiones, y las reclama al gobierno, que sigue rechazándolas.
Por Antonio Ramírez de Arellano
Portavoz de Hacienda y Financiación Europea del PSOE-A