El curso pasado se graduó la 40ª promoción de la Facultad de Medicina. Son ya casi seis mil, los médicos que han salido de nuestras aulas… Se trataba de la primera promoción del Título del Grado en Medicina, que supone además el reconocimiento automático de Nivel de Master en el Marco de Cualificaciones Profesionales.
Tras su implantación, nos corresponde renovar su acreditación ante la Agencia de Calidad. Es una oportunidad para la autocrítica, para plantearnos nuevos retos. Queremos mejorar lo realizado, aunque pensamos que los resultados son razonablemente satisfactorios. Los graduados adquieren de forma progresiva una sólida formación teórica y práctica en áreas de conocimiento básicas y clínicas, fundamental en Medicina pues “sólo se pueden diagnosticar aquellas enfermedades que se conocen”. Realizan un rotario por especialidades médicas y quirúrgicas que convierte a los “casi-médicos” en “casi-residentes” en el que participan 1200 profesores y tutores clínicos de las instituciones sanitarias. Presentan un Trabajo Fin de Grado, su iniciación en la investigación para que continúen realizándola, pues mejorará la asistencia a los pacientes.
Sobre esta organización general de la docencia, debemos consensuar las metodologías docentes más adecuadas para asegurarnos que los futuros médicos adquieren las competencias generales, transversales y específicas de la profesión médica. Si los estudiantes adquieren esas competencias, hacemos bien nuestro trabajo, aportando a la sociedad médicos bien formados.
Para lograrlo, la principal dificultad que tenemos es la renovación del profesorado permanente (Catedrático, Titular y Contratado Doctor). Este sector ha disminuido un 26 % en los últimos años, un problema que afecta a todas las facultades de medicina españolas. Los tiempos actuales son complicados dada la incertidumbre política y la escasez de recursos económicos. Agradecemos el apoyo de nuestra Universidad y de la Consejería de Salud, en un trabajo conjunto para definir el nuevo modelo de hospital universitario y el desarrollo de acciones estratégicas para paliar este déficit de profesorado; de hecho, se aprueban nuevas plazas, dentro de las limitaciones derivadas de la tasa de reposición. Compensamos ese déficit con la dedicación y el esfuerzo de cada uno, personal docente y de administración y servicios, en un modelo colaborativo, fundamentado en la corresponsabilidad, pero la situación es complicada. Sirvan estas breves líneas para pedir la colaboración de todos. Está en juego la formación de los médicos que van a cuidar de nuestra salud. El esfuerzo vale la pena.
Por Pablo Lara
Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga.