Los paleontólogos de la Universidad Autónoma de Madrid han descubierto en un yacimiento de Las Hoyas, Cuenca, los restos fosilizados de un mamífero ya extinto. La buena preservación del fósil de el animal, bautizado Spinolestes xenarthrosus,incluye las primeras evidencias evolutivas de pelaje en mamíferos. El trabajo de los expertos de la UAM se verá reflejado esta semana de forma destacada en la revista Nature.
Ángela Buscalioni, directora del proyecto I+D Las Hoyas y miembro de la Unidad de Paleontología de la UAM, afirma: “Se trata de la primera especie fósil que revela de modo inequívoco la estructura microscópica del pelo que recubre la piel de los actuales mamíferos”. “El hallazgo demuestra que, al contrario de lo que se creía, la evolución del pelo, junto con otras estructuras de la piel, no ocurrió gradualmente sino que tuvo lugar simultáneamente en el origen del linaje”. Jesús Marugán-Lobón, del mismo equipo, subrayó que “Spinolestes conserva los bronquiolos pulmonares y el contorno del hígado, demarcando la ubicación del diafragma, lo que proporciona la huella más antigua del característico sistema respiratorio en mamíferos”.
“Las impresiones de piel ofrecen además la primera evidencia de pabellones auriculares en el registro fósil de este grupo biológico”, destacó Hugo Martín-Abad, también miembro de la Unidad de Paleontología
Respecto al animal, el Spinolestes xenarthrosus vivió hace 125 millones de año en lo que entonces era uno de los primeros humedales tropicales del planeta. Pesaba menos de 100 gramos, tenía melena en el cuello y una corta cresta que le recorría la espalda. Sus manos, propias de animales adaptados a la excavación, surgieren que tuvo un estilo de vida similar al de las actuales musarañas acorazadas.
En más de 30 años de investigación, el yacimiento de Las Hoyas en Cuenca ha revelado el registro completo de un humedal del Cretácico Inferior compuesto por más de 240 especies, entre las que se encuentran importantes fósiles de dinosaurios como el Pelecanimimus o el Concavenator, además de aves primitivas con garras y colmillos. Sus suelos, charcas y lagunas de agua dulce del pasado, sumado a un fino y poco frecuente proceso de fosilización, han terminado por ofrecer un escenario privilegiado para el estudio de estos importantes hitos evolutivos.
Para lograr este descubrimiento, los profesionales han necesitado usar técnicas de microscopía electrónica de barrido (SEM), tomografía computarizada (TC) y análisis de composición mineral por energía dispersiva de rayos x (EDAX).