Unos estudiantes de la Universidad de Málaga nos hicieron llegar a la redacción de Aula Magna unas quejas por no haber podido entrar a estudiar en una sala de estudio de la Universidad de Granada. No es el único caso, en periodo de exámenes en las universidades andaluzas ya ocurrió en su momento el curso pasado con los estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide, que exigían poder entrar a estudiar en las salas de estudio de la Universidad de Sevilla, algo que no podían hacer porque debían acceder mediante su tarjeta universitaria.
La historia puede parecernos un tema bastante vano, pero puestos a analizar se abre un debate bastante interesante y no mantiene a todas las universidades de acuerdos, andaluzas o no. Y es que, ¿deben las universidades, por el hecho de ser públicas, de facilitar sus servicios extras de acceso a salas de estudio nocturnas en periodo de exámenes?
Vayamos por partes. Hay una diferenciación que debe quedar clara en todo esto, y es, como bien ha manifestado la dirección de Bibliotecas de la Universidad de Granada y es que en ningún momento se impide acceso a las bibliotecas. Estas, son públicas y de libre acceso sean o no estudiantes y sean o no de la universidad granadina o de otra cualquiera. Hasta ahí todo correcto, y un hecho que se puede trasladar a cualquier universidad. Sin embargo, algo cambia cuando se ofrece un servicio extra, que supone un “coste extra” para la universidad en cuestión y es el hecho de habilitar una serie de salas de estudio nocturnas para facilitar el estudio de sus universitarios. A estos universitarios malagueños se les impedió entrar no en una biblioteca, sino en unas salas de estudio extras que como se reconoce desde la universidad son de uso exclusivo para su comunidad universitaria. Esta era también la respuesta de la Universidad de Sevilla en su momento, pero tras las movilizaciones tuvieron que rectificar y permitir el acceso a todos los estudiantes sean o no de la Hispalense.
En el resto de universidades andaluzas hay de todo, pero en general, se coincide en un punto clave, y es que se permite entrar en salas de estudio a todo el mundo, pero prevalecen los universitarios propios en caso de que haya que priorizar. Pero ¿no deberían las universidades públicas andaluzas, integradas a través del Distrito Único Andaluz de la Junta de Andalucía facilitar los mismos servicios? Es decir, sea un estudiante universitario de una u otra universidad, ¿no se puede permitir que circunstancialmente este pueda acceder a estas salas de estudio puesto que por motivos de residencia en esos momentos así lo requiera? Al ser todas universidades públicas se podría entender que así debiera de ser. Pero tenemos otro problema, y es el de la cantidad.
Las bibliotecas y salas de estudio casi no dan a basto en periodo de exámenes y, en estos momentos, las instituciones universitarias priorizan a sus estudiantes propios, una decisión bastante lícita, en cuanto a su autonomía universitaria para hacerlo. Sin embargo, lo ideal sería apostar por que, dada las buenas relaciones que se pueden dar entre universidades, se lleguen a acuerdos y se tomen medidas para que en circunstancias como estas, un universitario venga de donde venga pueda acceder a alguna de estas salas y estudiar en horario alternativo al de las bibliotecas, que suelen permanecer cerradas en horarios nocturnos. Sería esta una de las posibles formas de impedir un problema que estos días ha afectado, según nos llegó, a estos dos estudiantes de la UMA, pero que afectan a otros muchos universitarios andaluces.