Una imagen vale más que mil palabras. Esta frase no es solo un dicho popular, sino que recoge la esencia de la comunicación más directa. Cuando hablamos de instituciones o entidades concretas, lo primero que se nos viene a la cabeza es su logo o marca. Un conjunto de señas de identidad que conforman lo que se conoce como imagen corporativa.
Pero como todo, las instituciones evolucionan, y con ellas sus marcas. Seguir un proceso de cambio de imagen corporativa puede mostrar no solo la identidad de una empresa, sino sobre todo sus valores y lo que aporta a la sociedad.
¿Qué debemos atender cuándo analizamos una imagen corporativa?
Cuando observamos a una empresa, como usuarios, lo primero que nos llega es su imagen corporativa o imagen de marca. El nombre, el logo, los colores o el mensaje que trasmiten no es una cuestión que se ha tomado a la ligera, sino que responde a un objetivo concreto: mostrar quién es la institución.
Un ejemplo claro puede ser el de los refrescos. A un tipo de refresco asociamos una marca de color. Si la lata es roja, sabemos de qué empresa se trata.
Del mismo modo el conocido como ‘claim‘, esa frase pegadiza que nos muestra los valores y cualidades de la empresa (o directamente su producto) es una constante en cada marca. Su función es la de evocar una idea, sensación o cualidad ligándola a la propia entidad… Algo que si te apasiona el mundo del marketing sabes que ‘I’m loving it’.
La importancia de saber cambiar
Cambiar la imagen corporativa es una decisión que requiere tiempo y dedicación. Detrás de toda estrategia de comunicación hay un equipo de marketing que trabaja para que el mensaje de la empresa o institución quede reflejado en cada detalle. En el entorno académico, no es muy usual que se den cambios en la imagen corporativa, pues las instituciones que se dedican a la educación suelen ser reticentes a este tipo de cambios.
Pero cambiar es también síntoma de mejorar. Actualizar el mensaje a los nuevos tiempos es una forma de mostrar la capacidad de adaptación y los recursos con los que cuenta una entidad, algo que se debe tener en cuenta si vas a realizar alguna titulación en ese centro.
Una de las últimas instituciones que ha dado el salto al cambio de su imagen corporativa es ESIC. La Escuela de Negocios, de reconocido prestigio en formación en empresa, marketing y economía digital, ha actualizado su imagen tras 55 años. Se trata de un ejemplo claro de cómo una marca se ha adaptado a las nuevas exigencias de su público y de las nuevas tecnologías. Un cambio de imagen para estar más cerca de la realidad social y empresarial, especialidades en las que son expertos.
Pero… ¿cómo se hace un cambio de imagen corporativa
En el caso de ESIC, el cambio de la imagen corporativa no solo atiende a los conceptos clave (logo, colores, tipografía, eslóganes…). Se trata de una estrategia de marketing completa que abarca todas sus áreas formativas.
Para hacerla realidad, la base del cambio de imagen se asienta en un rebranding (rediseño de identidad) basado en la idea “ESIC, inspired by real life”. De este modo, cada una de las áreas que conforman la escuela ha aportado las experiencias reales de sus alumnos y alumnas, con vistas a que la imagen de ESIC sea la realidad que viven cada uno de sus estudiantes.
Tal y como señala Jaime Massó, director de Comunicación de ESIC “entendemos la realidad como la capacidad de transformación de todas y cada una de las personas que pasan por las aulas de ESIC. Son ellas quienes nos demandan un rol cercano y activo para facilitarles las herramientas y acompañarlas durante su proceso de transformación, ayudándoles a sacar lo mejor de sí mismas”.
Y para llevar esta realidad a la imagen corporativa de ESIC, la Escuela ha apostado por plasmar todas sus intenciones en una sola frase corta, pero ligada a todos sus atributos de marca: retadora, experimentada, vinculada a la empresa, especializada y realista. Un concepto del cual Massó recalca que “la prioridad siempre es preparar al alumnado para el mundo real, un mundo que entendemos en constante movimiento y constante evolución”.
Claves a la hora de cambiar la imagen corporativa
Siguiendo el ejemplo de ESIC, como una buena estrategia de rebranding, a la hora de hacer un cambio se debe tener en cuenta:
- El logo: cambiar de imagen no tiene que significar directamente cambiar el logo a uno completamente distinto. En la esencia está la clave. Así, como representación de la entidad, el logo es una seña directa y única… y en el caso de ESIC han tenido claro esto último: “nuestro logo es sencillo y flexible. Responde a uno de nuestros grandes retos, que es crear una única marca para ESIC”.
- El uso del color: el color de una marca transmite sensaciones y cualidades concretas. En el caso de ESIC , Massó señala que “si queríamos una única marca, había que recuperar un único color”. Por eso, el azul corporativo de ESIC recupera su fuerza en esta nueva identidad, apoyándose en colores secundarios pensados para llamar la atención sobre sus diversas áreas, pero manteniendo una idea principal: la fuerza de ESIC como marca.
- La tipografía: ¿se deben usar caracteres especiales? Si usas exclamaciones, guiones o comillas, que estas tengan sentido. El uso de las comillas en la nueva imagen de ESIC tiene una función concreta, la de marcar un lugar. Estas comillas simbolizan “el lugar donde ocurren las cosas, el lugar donde se produce la formación y el alumnado vive todas las experiencias: ESIC”, expone Massó.
Y como una imagen vale más que mil palabras, antes de que este artículo llegue a esa cifra, te dejamos el vídeo que desde ESIC han creado para mostrar su nueva imagen corporativa: