Hoy es San Valentín, un día perfecto para disfrutar con nuestra pareja de un agradable paseo, una cena romántica, una tarde en el cine o un viaje, pero también una jornada ideal para declararnos a esa persona que nos tiene locos. Aunque a veces por cosas del destino no sabemos si somos o no correspondidos, no te preocupes, ya que si te encuentras entre ese porcentaje de enamorados que no saben si son o no correspondidos, un estudio de científicos de la Universidad de Granada puede dar solución a tu problema, ya que determinó un método objetivo basado en la termografía que permite saber si una persona está o no enamorada a partir de su temperatura corporal.
Los investigadores principales de este trabajo son Francisco Tornay y Emilio Gómez Milán, que pertenecen al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), y que han sido responsables de crear el primer “mapa térmico del amor”, tal y como lo denominan los propios autores.
En su investigación participaron 60 personas, tanto hombres como mujeres, de entre 24 y 47 años que afirmaron que estaban enamorados con pasión e intimidad y que habían iniciado una relación pocas semanas antes. A partir de ellos los científicos analizaron los diferentes cambios de temperatura que experimentaban sus cuerpos cuando miraban una fotografía de su pareja y cuando visualizaban otro tipo de contenido que les pudiera generar otra emoción, ya que cada emoción puede ofrecer un patrón térmico distinto.
Así, dividieron a los participantes en dos grupos: el experimental vio fotografías elegidas por ellos en las que aparecían sus parejas, y por otro lado, el de control, contempló fotos que generan ansiedad del denominado Sistema Internacional de Imágenes Afectivas y también fotografías de amigos y familiares. Mientras veían dichas imágenes se registró en todo momento su temperatura base para poder identificar los cambios de temperatura.
Los resultados demostraron que el amor sube la temperatura en las mejillas, las manos, el pecho, los genitales y los alrededores de la boca entre uno y dos grados centigrafos, ya que las personas que contemplaron las imágenes de sus parejas manifestaron un aumento en dichas zonas.
Este análisis se realizó a partir de una cámara termográfica, es decir, una cámara de vídeo que registra las temperaturas de la piel, “Hemos comprobado que esas temperaturas y los cambios dan mucha información sobre las emociones que internamente sienten las personas”, explicaron los responsables.
No obstante, medir el amor no es tan fácil, ya que los autores adviertieron de que “el patrón térmico del amor es muy complejo, puesto que incluye la co-existencia o no de pasión y deseo sexual, frente al predominio de la intimidad y la empatía o del compromiso y el contrato social, por ejemplo. La termografía nos indica que la pasión sube la temperatura a nivel de manos y cara, mientras que la empatía la baja, sobre todo en la nariz. Es como si la pasión fuera un acelerador que encendiera nuestro cuerpo y la empatía, un freno de la activación”, indicó en nota de prensa el profesor Emilio Gómez Milán, otro de los autores. Así, el amor romántico, de modo resumido, sería una mezcla de pasión con empatía.
El amor se asemeja al trastorno obsesivo compulsivo
Este estudio ha sido tan curioso que incluso apareció como parte del programa ‘Chester In Love’ que presenta el publicista Risto Mejide en Cuatro los domingos por la noche desde el pasado mes de enero.
En dicho espacio televisivo, Tornay también aseguró que el amor no solo se manifiesta de forma térmica, ya que todo nuestro organismo reacciona cuando estamos enamorados. Tal es así que “las primeras etapas del enamoramiento producen en el ser humano un comportamiento muy similar al trastorno obsesivo compulsivo”, explicaba.