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19 abril, 2024
Andalucía

Rodríguez de la Borbolla: “había que apostar por el futuro de los andaluces y cualificarlos”

osé Rodríguez de la Borbolla expone su visión sobre educación, nacionalismo, diálogo y consenso tras los 40 años del Pacto de Antequera.

Presidente de la Junta de Andalucía desde 1984 a 1990, José Rodríguez de la Borbolla formó parte de la firma del Pacto de Antequera en 1978, tras 40 años de la efeméride pudimos hablar con él y conocer de primera mano su visión sobre los que fueron primeros pasos en la Autonomía de Andalucía durante las Jornadas El compromiso del pueblo andaluz, celebradas en Antequera este mes de octubre.

Con la visión de alguien que ha vivido los momentos históricos más importantes de la región, Rodríguez de la Borbolla no teme ya la censura ni retrocede ante ningún tema. Desde una perspectiva andaluza y defendiendo su trabajo por “toda la ciudadanía”, repasó la actualidad española acercando a este medio sus impresiones sobre los primeros pasos del Sistema de Universidades en Andalucía.

Tras 40 años ¿qué significa para usted estar celebrando el aniversario del Pacto de Antequera de nuevo en la ciudad?

Es un día emocionante porque supone rememorar un trabajo serio que hicimos en el pasado. Fue un trabajo serio porque logramos ponernos todos los partidos políticos andaluces de acuerdo para avanzar en el modelo de autonomía andaluza y en el modelo de Estado para España.

¿Qué considera que los políticos actuales pueden aprender del Pacto de Antequera?

En la política actual muchas veces se tiende más a señalar la diferencia que a buscar los acuerdos. Se tiende más a señalar el perfil propio que a pensar en la solución a los problemas de la gente. Una cosa es definir el propio perfil y la otra es buscar soluciones para los problemas de los ciudadanos. Mientras uno está definiendo su perfil la vida sigue corriendo y se desaprovechan oportunidades y hay muchas cosas que no se hacen. Con ese tipo de política que va buscando cuál es el sitio de cada político en el mundo no vamos a ningún sitio.

¿Qué cree que Andalucía tenía de diferente para conseguir que 11 partidos políticos de diferentes ideologías se unieran?

Era el momento, era necesario y se tomó consciencia. El momento histórico exigía capacidad de respuesta para construir un modelo de estado conjunto e integral, porque no estábamos pensando en un modelo solo para Andalucía sino para toda España, por el mismo camino y no por el del 151, queríamos la autonomía plena. Al final todas las comunidades autónomas actuales tienen un mismo rango, un mismo nivel de competencias y un nivel de recursos y financiación digamos ajustado a la globalidad, y por lo tanto los ciudadanos son más iguales, que es lo importante: buscar la igualdad de los ciudadanos y la solidaridad entre todos los territorios de España. Esto está más garantizado hoy que si no hubiera habido Pacto de Antequera.

Ha hablado usted del 151 y de solidaridad, aún así Andalucía sigue siendo una de las Comunidades más minusvaloradas a nivel político y a nivel autonómico ¿Qué se puede hacer contra esto?

Lo primero que se puede hacer es transmitir la realidad de los hechos. Las cuentas se hacen sobre parámetros que no son los únicos valorables. Por ejemplo, Andalucía desde 1980 para acá ha creado proporcionalmente más empleo que España y más empleo que Cataluña, proporcionalmente, en términos absolutos. Hemos crecido más en población activa y en población activa femenina… todas estas cosas suman y esas cuentas normalmente no se presentan y eso significa que hay más trabajo ahora que el que había antes, pero más y más en proporción, y eso comparando con España. Si por ejemplo miramos a Italia, hemos creado desde 1990 para acá más empleo en proporción que el porcentaje de empleo que se ha creado en Italia. El porcentaje de empleo creado en Andalucía es mayor que el creado en el Sur de Italia, que era con quien nos comparábamos desde la entrada en la Unión Europea. Hemos superado a aquellos con quienes nos mediamos en Europa, superando nuestra posición relativa. Y si se mira los depósitos bancarios en Andalucía, que algo reflejan, el dinero en manos de la gente, hemos crecido más proporcionalmente que Cataluña y más que el País Vasco. Hay más riqueza en Andalucía, ¿qué pasa entonces? Que también es real la economía sumergida, habría que resaltar que seguramente en Andalucía hay un porcentaje de economía sumergida bastante importante, lo cual no es solo una realidad que haya que pensar desde la persecución fiscal sino que es una realidad económica.

Autoridades y firmantes del 'Pacto de Antequera' durante las jornadas 'El compromiso del pueblo andaluz'

A nivel político y más ideológico, ¿cree usted que existe un nacionalismo andaluz basado en una identidad?

Yo creo que el sentimiento de identidad de los andaluces se entremezcla con el sentimiento de identidad española. Por lo menos por la gente con la que convivo, nosotros nos sentimos andaluces porque somos españoles y españoles porque somos andaluces, no creo que haya que confrontar una identidad con la otra.

Pero se llamó a los andaluces como ‘andaluces’ en el referéndum de 1980

Éramos andaluces y estábamos hablado de la constitución de las autonomías y no era todo tan simple, teníamos que conseguir una autonomía con el máximo contenido posible para poder transformar Andalucía. El sentimiento fundamental que había en la Andalucía de la transición era un sentimiento de tener que superar las consecuencias del subdesarrollo y maltrato económico que había dado la sociedad en su conjunto a nuestra tierra. Hay que darse cuenta que Andalucía entró en el s.XIX siendo la región más rica de España, algo que está en las cuentas de la Hacienda Pública de la época, y aquello cambio porque hubo unas políticas económicas que beneficiaron a otros.

¿Se puede construir entonces una identidad y comunidad sin necesidad de ese reconocimiento propio?

Claro, estamos hablado de una comunidad política de ciudadanos no de etnias, estamos hablando de una comunidad de individuos no de colectividades. Lo importante en la democracia son los individuos no las colectividades. La tribu son importantes para los nacionalistas, para los demócratas de cualquier color lo importante son los individuos, que son los depositarios de los derechos y deberes, no se trata de construir tribus.

¿Podemos decir entonces que el nacionalismo puede ser antidemocrático?

El nacionalismo puede llegar a ser antidemocrático. El nacionalismo al final lo que señala es la diferencia con los demás y la no aceptación de la diferencia y a los ejemplos me remito: Torra es racista y el Tribunal Superior de Justicia ha apreciado delito de racismo en algún escrito suyo, lo que pasa es que el delito ha prescrito, pero lo había. El nacionalismo puede llegar al racismo y a la xenofobia.

Educación, pilar de Andalucía

Se ha hablado de la importancia de la educación, de que Andalucía necesita un impulso

Siempre se necesita un impulso en educación. No me sé las cuentas en educación, pero el número de licenciados universitarios ha crecido a nivel exponencial desde la Andalucía de 1982, en la que había menos universidades públicas. Hoy hay nueve universidades más las privadas, y si las privadas han venido a asentarse aquí significa que hay demanda. La cuestión en política es que hay dos posiciones que se pueden mantener: una es la de quien piensa que el mundo se puede arreglar de una vez y para siempre, son los que prometen paraísos y mundos felices. Los que vienen de mesías y profetas… y luego está la actitud que señala que el mundo no hay que inventárselo, porque ya está inventado y lo que tengo que hacer es mejorar la vida de la gente, no intentar ser un aprendiz de brujo. Yo soy de la posición de que el mundo hay que ir mejorándolo día a día y, aunque Andalucía ha estado durante siglos en una posición de segundo orden, también hay que reconocer que vamos avanzando y esto significa que vamos mejorando el mundo y la vida de muchos ciudadanos.

Churchill decía “la función de un político es conseguir que la gente que vive en el mundo a la vez que uno viva un poquito mejor y sea un poquito más feliz; y no me jugaré nunca el futuro de una generación por una idea”. Cuando leí por primera vez esto pensé que era una buena doctrina para hacer política. Nunca me he jugado el futuro de Andalucía por una idea, he trabajado para mejorar en lo posible la vida de los ciudadanos que vivían al mismo tiempo que yo.

Durante su mandato se empezó a impulsar lo que hoy se conoce como Sistema de Universidades Públicas de Andalucía, un punto fuerte de Andalucía ¿Cómo fueron sus inicios y de dónde surgió la necesidad de apostar por las universidades?

Por la misma razón que se apostaron por otras muchas cosas, había que apostar por el futuro de los andaluces y cualificarlos. Yo soy partidario del servicio público educativo, lo cual no quiere decir que no entienda las posibilidades de existencia del servicio privado en educación. El estado social y la filosofía del socialismo democrático es redistribuir la riqueza gracias a los ingresos públicos, aplicando estos ingresos en la mejora de oportunidades de la gente, y eso hemos hecho e intentado hacer. Teníamos poca oferta universitaria y posibilidades de atender a una población que creía y necesitaba cualificarse, y por tanto aplicamos una serie de recursos y estrategias. Pero al mismo tiempo, por ejemplo en las escuelas y colegios y formación profesional, había carencias y había escuelas de formación profesional como las de la Sagrada Familia, con la que hicimos un convenio para la concertación de las enseñanzas que hoy sigue existiendo. No sé si hay otra Comunidad en España que haya hecho lo mismo, eran instituciones privadas pero atendían una demanda y había que atender esa demanda, lo que nos lleva a que hay que buscar soluciones a los problemas de la gente.

En aquellos tiempos teníamos una ventaja y es que había tantas necesidades que hicieras lo que hicieras acertabas. Siempre se iba a acertar aplicaras el dinero donde sea. En el primer presupuesto que elaboramos constituidos como Junta de Andalucía se hizo, y creo que fuimos la única comunidad en hacerlo, un Plan Extraordinario de inversiones mediante un préstamo del Banco Europeo de Inversiones. Cuando nos llegó el dinero preguntamos dónde aplicarlo y, para no fallar, lo que hicimos fue meter al presidente de la Junta en un autobús con cuatro consejeros y los pusimos a recorrer las provincias con mayor paro agrario, en cada provincia se reunían los alcaldes y decían las prioridades, todos eran o centros de salud o escuelas o carreteras.


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