Desde Andalucía, la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades trabaja para mejorar el potencial de las Universidades Públicas. A través de planes concretos de fomento a la investigación y a la empleabilidad de los jóvenes, desde la región se pone especial énfasis en proponer un mapa de titulaciones que dé respuesta a las necesidades del tejido socio productivo.
Para conocer más a fondo el trabajo llevado a cabo desde la Junta de Andalucía hemos hablado con el consejero Rogelio Velasco.
La empleabilidad sube a mayor formación. ¿Qué deberían tener los jóvenes andaluces en cuenta a la hora de escoger un posgrado?
Cuanto mayor es el nivel académico de los estudios cursados, mayor también es la tasa de inserción de los titulados universitarios. Así se extrae del último informe elaborado por mi departamento. Le pongo un ejemplo: para la promoción 2018-2019, en el primer año de experiencia laboral los graduados obtuvieron una tasa de empleabilidad del 46,4%, un porcentaje que se eleva sensiblemente para los titulados de másteres, hasta un 51,6%. Por tanto, es evidente que cursar este tipo de estudios mejora las posibilidades de encontrar trabajo por su capacidad de especialización de los perfiles.
El mapa de másteres ha experimentado una transformación muy relevante en los últimos años, debido a la reforma educativa que supuso la implantación del Plan Bolonia. Desde su aplicación, que se completó realmente en 2010, la oferta se ha ido incrementando tanto en calidad como en cantidad para poder cubrir las necesidades del mercado laboral y las demandas de los alumnos. En la actualidad, se ofrecen casi 580 títulos de másteres en Andalucía. Hace 13 años, en el curso 2008-2009, los alumnos matriculados en estos estudios alcanzaron los 6.210 entre las 9 universidades públicas y la UNIA. En el curso 2020-2021, contábamos ya con 26.156 matriculados, sumando las universidades públicas, privadas y la UNIA, lo que supone multiplicar por más de cuatro los estudiantes con esta formación. Si se atiende a la demanda, los másteres de Ciencias Sociales y Jurídicas son los que más alumnos atraen actualmente, seguidos de los de Ingeniería y Arquitectura, Ciencias de la Salud, Arte y Humanidades y Ciencias.
Los alumnos graduados suelen tener muy claro los estudios de posgrados que quieren cursar, ya que han completado una carrera y sus intereses suelen estar relacionados con ella en la mayoría de los supuestos. En cualquier caso, hay que tener en cuenta factores como la institución donde realizarlo, el prestigio de los centros, el contenido del programa que se oferta, y por supuesto, la empleabilidad.
¿Cómo debería ser un modelo de universidad más enfocado a la empleabilidad?
En Andalucía estamos ultimando el nuevo decreto de ordenación de las enseñanzas universitarias que verá la luz próximamente y que dará pie, con posterioridad, a la configuración del nuevo mapa de titulaciones que actualizará la oferta académica y con el que se aspira a ganar en eficiencia y eficacia, además de ajustar su oferta a las demandas laborales de nuestro tiempo. En definitiva, buscamos un marco universitario público más realista, competitivo y atractivo. Para acometer esta tarea encargamos un informe elaborado por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) que analizó, entre otros aspectos, la oferta de enseñanzas. Sus recomendaciones las hemos tenido en cuenta.
En la comunidad no se ha abordado la racionalidad y viabilidad de la oferta de grados desde 2001, a pesar de la disminución de la población potencial que estudia en la universidad (18-24 años), el aumento del número de grados un 56,5% desde 2002 y la reducción de la demanda un 16,5%. Ante ese panorama, se hacía necesario acometer una profunda reforma para la que, por supuesto, hemos contado desde el principio con los rectores andaluces para poder avanzar desde el consenso en la mejora del sistema.
Desde luego, el nuevo catálogo será plural y abierto, potenciará y dará respuesta a las demandas de un mercado laboral dinámico y cambiante que exige perfiles de formación flexibles y duales.
El mapa de titulaciones andaluz a nivel de posgrado abarca todas las ramas. ¿Hay alguna que considere de especial relevancia? ¿Dónde se debería incidir más según las necesidades de nuestro territorio?
Los másteres con mayor salida laboral al año de haberlo terminado, tomando como referencia la promoción 2018-2019, son los relacionados con las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (75,8%), la Salud y los Servicios Sociales (66,8%) y las Ingenierías relacionadas con la Mecánica, Electrónica o la Industria (63%). A excepción de las ramas relacionadas con la Salud, que en la coyuntura de crisis sanitaria actual resultan de especial relevancia, los másteres que más inserción laboral presentan son los de las áreas de economía digital y cuarta revolución industrial. Por tanto, la especialización en esa dirección resulta muy necesaria, ya que se trata de una transformación disruptiva inaplazable que afecta a todas las economías a nivel global.
El próximo curso comenzará el primer posgrado en Transformación Digital de las empresas, un posgrado interuniversitario andaluz.
¿Cómo de importante es apostar por la transformación de las empresas de la región?
Las empresas andaluzas, especialmente pymes y autónomos, independientemente de su sector o ámbito de actividad, han de reforzar su papel en el contexto local, regional, nacional e internacional, utilizando la tecnología como palanca para la recuperación, consolidación, escalado y éxito de sus negocios, sobre todo, en la actual coyuntura de crisis sanitaria y económica. El tejido empresarial andaluz tiene que actuar en un entorno cada vez más globalizado, en el que resulta muy difícil competir vía costes con las firmas y la industria de los países emergentes, por ello resulta estratégico diferenciar los productos y servicios mediante otros elementos que aporten mayor valor añadido. La incorporación de tecnologías facilitadoras de carácter horizontal, especialmente aquellas basadas en las TIC constituyen un factor clave en todo ese proceso y pueden ejercer como ejes transformadores del resto de sectores productivos.
Andalucía tiene una oportunidad muy valiosa de fomentar el emprendimiento de base tecnológica. Precisamente estamos muy implicados en la transformación del modelo productivo hacia un modelo económico basado en la innovación y el conocimiento, y para ello resulta clave fortalecer el actual sistema innovador que opera en la comunidad, en el que los emprendedores constituyen el epicentro. Este tipo de firmas emergentes enriquecen y regeneran el tejido empresarial, lo dotan de mayor competitividad y son capaces de implantar nuevos modelos de negocio, ya que aprovechan las oportunidades de una manera más dinámica.
Desde el Ejecutivo autonómico venimos reforzando nuestro esfuerzo a través de un complejo entramado de iniciativas públicas. Recientemente hemos aprobado Plan General de Emprendimiento de Andalucía, una planificación que ayudará a la comunidad a ser más eficiente y a ofrecer mejores servicios de apoyo a las empresas emergentes. También hemos culminado la primera edición de una iniciativa pionera, ‘Andalucía Startup Roadshow’, una liga regional con la se pretende identificar a las mejores empresas emergentes, apoyarlas en su escalado y darles la oportunidad de contactar con potenciales inversores y acceder a instrumentos de financiación.
A esta medida se suman dos iniciativas que funcionan con gran éxito y que están orientadas a convertir ideas innovadoras en negocios reales y viables mediante un completo proceso de aceleración: los Programas Minerva y ‘Andalucía Open Future’, que impulsa Transformación Económica junto a Vodafone y Telefónica. Además, para atraer inversiones, hemos impulsado tres fondos de capital riesgo con una dotación de 50 millones que estarán listos este verano y que se centrarán en iniciativas de pymes y micropymes en fase de expansión temprana, es decir, empresas con proyectos ya iniciados.
Los másteres son también una formación obligatoria para desarrollar una carrera docente e investigadora a través del doctorado. ¿Qué esfuerzos ha hecho su gobierno en la formación de los investigadores y en materia de I+D?
Fortalecer el tejido de I+D+i de la comunidad constituye una apuesta estratégica por la transformación económica de Andalucía basada en la innovación y el conocimiento. El Gobierno andaluz cumple con ese objetivo acompañando y apoyando al talento investigador desde el inicio de su formación doctoral hasta su posterior desempeño profesional, a través de diversas líneas de incentivos para la contratación predoctoral y posdoctoral y mediante el programa Emergia, para trayectorias más consolidadas y de prestigio. Con esta medida se persigue potenciar la excelencia de la carrera investigadora y captar perfiles capaces de realizar aportaciones muy valiosas a la I+D+I regional y promover el progreso de la ciencia con sello andaluz.
Todo ello se enmarca en el compromiso de reactivación y refuerzo del sistema andaluz del conocimiento desplegado por la Consejería de Transformación Económica en esta legislatura. Desde el inicio, en 2019, hasta finales de este año, el Ejecutivo autonómico habrá puesto a disposición de la I+D+i andaluza un montante de 391,1 millones de euros en incentivos. Se trata de una apuesta que no tiene precedentes en los últimos años. De esa cuantía, para este 2021 se ha consignado una partida de 140 millones de euros a través de ocho líneas de ayudas. Esa dotación se completa con la inyección pública de 251,1 millones de euros realizada entre 2019 y 2020 y dirigida a universidades y entidades públicas y privadas.
Ese esfuerzo ya comenzó a notarse en el gasto en investigación y desarrollo registrado en la comunidad en 2019, que alcanzó un volumen de 1.538,4 millones de euros, cifra que sitúa a Andalucía como la tercera región que más recursos destina a este ámbito a nivel nacional por detrás de Madrid y Cataluña. Le doy otro dato a tener en cuenta, el sector público, que aglutina a universidad y Administración, continúa siendo el motor del engranaje científico y en 2019 su desembolso de recursos experimentó un incremento del 5,28%, el mayor de la última década.