El filósofo y teólogo Francesc Torralba participó ayer en una nueva edición de los ‘Encuentros con la Cultura’ organizados por la Universidad de Jaén en formato virtual. Torralba impartió una conferencia titulada ‘Saber estar solo’ en la que reflexionó sobre la soledad como una oportunidad para explorar dentro de nosotros mismos y para fortalecer los vínculos con la sociedad. Accede aquí al vídeo. Torralba es doctor en Filosofía, Teología y Pedagogía, y desarrolla su actividad académica e investigadora en la Universitat Ramon Llull, a la vez que lo compagina con el oficio de escribir y de divulgar su pensamiento.
“La soledad se ve como una experiencia de la que intentamos escapar y huir”, comenzó explicando el filósofo, como algo que nos atormenta y nos aísla de nuestro entorno. Pero este es un concepto muy complejo y sobre el que hay que establecer diversas distinciones para aprender a verlo como “una ocasión para múltiples aprendizajes y para desarrollar nuestra libertad”. En este sentido Torralba destaco la diferencia entre soledad y aislamiento, y definió la primera como una experiencia emocional, “es algo que podemos sentir incluso estando rodeados de gente”, indicó. “El aislamiento, por otra parte, es un concepto físico”, como cuando nos vemos separados de nuestro entorno por algún motivo, explicó.
“Podemos vivir la soledad en medio de una masa de personas”
Seguidamente el teólogo mencionó la distinción que Miguel de Unamuno establecía entre dos tipos de soledad, la impuesta y la deseada. “La soledad impuesta no es fruto de un acto libre, es algo que va contra nuestra voluntad, es el que no quiere estar solo pero lo está”. Como es el caso de la viuda, el preso o del exiliado. Mientras que “la soledad buscada es la que buscamos para aclarar nuestras ideas, reflexionar o proyectar nuestro futuro… Y es una soledad que necesitamos consumir como agua en desierto”. Es el caso de la soledad del caminante que hace el Camino de Santiago.
Torralba citó también a Aristóteles, “se considera al humano como un animal político”, de manera que es inherente a la condición humana establecer vínculos y conexiones con el mundo que te rodea. “Si esto es verdad la soledad vendría ser algo contranatural, pero sin embargo necesitamos ese espacio para comprender mejor el mundo”, argumentó el filósofo. En este punto subrayó que la soledad también forma parte de nuestra condición humana, y que es “un pequeño laboratorio que nos permite autoanalizarnos”, que nos ayuda a comprender mejor el mundo, a nuestros allegados y también a nosotros mismos. De manera que “la soledad aporta muchos beneficios a los vínculos que establecemos con otras personas” y es necesaria para la calidad de nuestra vida social.
“La soledad aporta muchos beneficios a los vínculos que establecemos con otras personas”.
Durante su intervención Francesc Torralba reflexionó también sobre la soledad vista a través del mundo literario con personajes como Frankenstein, que tuvo que afrontar una soledad impuesta que lo atormentaba, y cuyo principal deseo, tal y como expresó a su creador en la obra de Mary Shelley, fue el de tener una compañera. O el patito feo, que se vio excluido de los demás por ser diferente. Torralba se refirió también a la situación actual derivada de la pandemia y al confinamiento como otros tipos de soledad impuesta. En este punto recalcó que “la tecnología ha conseguido salvar la distancia y nos permite establecer comunidades de afecto”. El filósofo concluyo su intervención recalcando que la soledad, cuando es buscada, es una experiencia necesaria para la condición humana, para conocernos mejor, para reflexionar sobre los vínculos que construimos con nuestro entorno y para mejorarlos.
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