Estos días atrás nos sorprendía la noticia de que más de un centenar de estudiantes matriculados en algunas de las Universidades Públicas de Andalucía no habían aprobado Selectividad para acceder a su titulación. El problema residía en un error administrativo que ha permitido durante algunos meses el ingreso “ilegal” de algunos estudiantes en su universidad. Estos alumnos, ante el revuelo formado tanto institucional como públicamente, han sido expulsados de la misma. Meses perdidos para todos, tanto para esos estudiantes que cuando se disponían a presentarse, seguramente, a su primer examen tienen que abandonar sus estudios, así como los problemas administrativos y de gestión que su expulsión supone.
Todo este asunto nos lleva a recordar que esta Prueba de Acceso a la Universidad tiene los días contados, ya que los estudiantes que pretendan acceder a partir de 2017/18 no tendrán que superar esta prueba, sino otras distintas o no. Todo dependerá de cómo vuelvan a organizarse las Universidades Españolas para afrontar esta situación. En el aire queda la posibilidad de que acometan nuevas pruebas, así como entrevistas personales.
La Selectividad fue elegida como la mejor opción para garantizar la igualdad de oportunidades de todos los estudiantes españoles para acceder a la Universidad, Esto ya no será así según la reforma que ha aprobado el Gobierno central para permitir el acceso de los españoles a estos estudios superiores. Estamos buscando una convergencia con el resto de Europa de forma rápida, sin madurar y sin consenso. Un camino acertado, por otra parte, pero para hacerlo con el tiempo y el análisis oportuno, así como con un grado de implantación progresivo, pero despacio. Lo que no podemos hacer es lo que ocurrió con la llegada del famoso Plan Bolonia, que lo hizo mal y pronto; situación que nos lleva a donde estamos hoy, volviendo a plantear la idea de instaurar grados a tres años con máster de dos. Y seguirá la pescadilla.
El Sistema Universitario Español se encuentra en un momento delicado, en el que desde las mismas instituciones implicadas tiran piedras sobre su tejado, en vez de hacer las cosas en su tiempo y forma. Además de conseguir unión y consenso entre todas la universidades y el Estado, algo a lo que siempre apunta en su discurso el rector de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano. :
El camino de las Universidades Españolas es el de la especialización, de la mano de su internacionalización. Si lo que buscamos es la especialización, habrá que adaptar el sistema de acceso a la Universidad, de tal forma de que se estudie esta circunstancia a la hora de plantearlo. Es decir, si una universidad en particular se especializa en Ciencias del Mar y Ambientales, lo lógico sería que su prueba de acceso también deba ser específica y no tanto plantear otro sistema de acceso alternativo, como se habla, por ejemplo, en Andalucía con la aparición de una posible “pseudoselectividad” a la andaluza y común a todas sus universidades.
Lo que hay que estudiar con todo detalle es que el nuevo sistema nunca deje de lado la garantía de la igualdad de oportunidades de todos los españoles que quieran acceder a estos estudios superiores. La especialización y el hecho de que no haya gran variedad de titulaciones en las universidades puede perjudicar a posibles estudiantes que compaginan sus estudios con trabajo o que se ven imposibilitados a la hora de desplazarse. Esto, además de tener en cuenta la situación en las becas de carácter general.