Las personas somos muy diferentes. Están los que les gusta el Real Madrid y los que adoran el Barça. También aquellos otros que prefieren la pizza con piña y sus enemigos que la detestan, y claro, después también tenemos a los que son diurnos frente a los que prefieren el horario nocturno. Está claro que son opuestos que jamás llegarán a entenderse, especialmente el último, ya que según un estudio de la Universidad de Granada, las personas que son predilectas al horario matinal jamás deberían trabajar de noche ni realizar ninguna actividad profesional, y viceversa, puesto que esto les podría llevar a tomar decisiones impulsivas.
El trabajo, que ha sido realizado por investigadores de la UGR, pertenecientes al Centro de Investigación ‘Mente, Cerebro y Comportamiento’ (CIMCYC), en colaboración con la Universidad de Bolonia, Italia, advierte de la necesidad de ajustar los ritmos circadianos de cada persona, es decir, si es matinal, vespertina o intermedia, a su horario de trabajo, ya que si trabajamos en un horario que no se ajusta a nuestro ritmo circadiano podemos experimentar una falta de control cognitivo que provocaría impulsividad a la hora de tomar decisiones.
Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo aproximado de 24 horas y que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente en el que vive un organismo. Estos ritmos afectan al estado emocional y al control cognitivo de las personas, que es la posibilidad de regular exitosamente y de modo deliberado la intensidad, las circunstancias provocadoras de emociones. A su vez, la toma de decisiones de un sujeto está afectada por factores psicológicos como el estado emocional o el control cognitivo.
Para llegar a esta conclusión los responsables del estudio evaluaron la preferencia circadiana de 64 estudiantes italianos de ambos sexos, pertenecientes a la Universidad de Bolonia, de los que 32 eran matutinos y 32 vespertinos. Lo hicieron mediante un juego económico que realizaron en un ordenador y con el que se averiguaba la influencia de la hora del día y la preferencia circadiana en la toma de decisiones interpersonales.
El juego consistía en aceptar o rechazar ofertas propuestas por un compañero virtual. Lo racional en este juego sería aceptar todas las ofertas, ya que aceptar implica que cada uno de los jugadores se queda con la cantidad propuesta, mientras que rechazar implicaría que ninguno de ellos se llevaría nada, por lo que así se midió como los ritmos circadianos afectaban a la toma de decisiones.
Los participantes hicieron el juego en función del tramo horario escogido y durante el mismo se tomó en cuenta marcadores corporales como la temperatura para verificar que se encontraban en sus momentos óptimo o no óptimo del día.
Las empresas podrían mejorar el rendimiento de sus trabajadores
Los resultados indicaron que los participantes mostraron una desviación de la racionalidad en sus momentos no-óptimos, ya que rechazaron ofertas injustas, así como que los vespertinos invirtieron más tiempo en la toma de decisiones, “Cuando somos sometidos a horarios que alteran nuestro ritmo circadiano, podríamos tomar decisiones de manera más impulsiva, lo que podría afectar a la calidad de nuestras acciones y por supuesto, actuar en contra de nuestro propio beneficio”, afirmaban Ángel Correa Torres y Noelia Ruíz Herrera, dos de los investigadores.
Gracias a estas conclusiones las empresas podrían incrementar su rendimiento, puesto que si conocen en profundidad la preferencia circadiana de sus trabajadores y adaptan su horario laboral a esta, ellos podrían realizar su trabajo de forma más adecuada.