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29 marzo, 2024
EditorialOpinión

Trayectoria universitaria

Editorial sobre el estado de precarización que sufren los docentes e investigadores durante su trayectoria universitaria.

Tras los exámenes, al igual que tras las tormenta, llega la calma. El presente curso comenzó tranquilo y parecía que iba a llegar a la recta final de la misma manera, pero muchos han sido los cambios de última hora que han obligado a actualizar agendas y recorrer el campus.

La comunidad universitaria parece haberse despertado con el calor y aunque este en Andalucía no sea un tema que tomarse a la ligera muchos han salido a las calles a reclamar sus derechos. Los más ruidosos llevan tiempo haciéndolo y han supuesto que las instancias superiores hayan levantado el teléfono para saber qué ocurre.

La promoción de los casi mil interinos que hoy en día sobreviven las las universidades públicas de Andalucía lleva retrasándose desde hace años. En sus inicios fue una forma fácil y económica de cubrir plazas que la crisis no dejaba abrir. La burbuja de docentes e investigadores precarios comenzaba a crearse, hinchándose poco a poco hasta llegar a un nivel excesivo, tanto para las instituciones como para los propios afectados. Han sido 10 años de trabajo en los que se ha ido configurando una trayectoria universitaria y se han cumplido los plazos y exigencias. Pero la llegada de una mejor situación económica en vez de estabilizar la situación de este personal ha ido en contra de ellos. Tras superar acreditaciones y presentar méritos las plazas que han ido cubriendo, en situaciones de sueldo y estabilidad precarias, se han abierto de forma pública, para lo que necesitan de nuevo pasar otra vez por todo el proceso de acreditación y exámenes que ya habían superado para entrar en las bolsas.

La huelga y las protestas eran inevitables. Desde Sevilla, Granada y Málaga los docentes e investigadores salieron a las calles. La respuesta apenas se vislumbró y cuando lo ha hecho ha sido para incendiar aún más si puede la situación. Hace falta diálogo y acuerdos y, si bien es cierto que desde la Junta de Andalucía ya se han interesado en abordar el tema, no es la primera vez que todos se sientan a una mesa. Más vale que esta vez los objetivos de cada uno estén claros, y las palabras se transformen en hechos, pues si ya hubo un acuerdo este no se cumplió. El próximo verano esperamos no encontrarnos en la misma situación.


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