Cada día se desechan miles de dispositivos electrónicos que, en la mayoría de los casos, no han finalizado su ciclo de vida. Por este motivo, una de las opciones más extendidas es la compra de tecnología de segunda mano, esta elección no es solamente un modo de ahorro, ya que también es una forma de reutilizar dispositivos que, en otro sentido, serían despiezados o tirados a la basura.
“Es cierto que se tiende a establecer unos plazos de amortización económica de los productos de consumo y los productos tecnológicos no escapan a esos plazos, pero en muchos de estos casos se comprueba que el dispositivo concreto (ordenador, un móvil, tablet…) todavía pueden ser de una gran utilidad para ciertos usuarios. Y no solo usuarios estándar, sino también de altas prestaciones (científicos, desarrolladores, profesores…) pueden usar la tecnología de segunda mano”, han señalado los profesores del Departamento de Electrónica de la Universidad de Alcalá.
Por tanto, lo primero, y más importante, cuando uno adquiere un producto de tecnología de segunda mano es que éste se ajuste a las necesidades, ya que la mayoría de los usuarios solamente emplean entre un 20-30% de la funcionalidad total de un dispositivo. También es importante el equilibrio entre lo “que necesito y lo que me ofrecen”, es decir, la confianza en el vendedor, y ésta se suele basar en la garantía.
Tecnología de segunda mano
Además, es importante que ofrezcan una valoración inicial del estado del producto ya que, en algunos casos, se suelen establecer grados: Grado A/Reacondicionado (en perfecto estado); Grado B (pequeños desperfectos, arañazos…) y Grado C (hay alguna cosa rota, pero funciona). “Lo importante es comprobar quién es el que se encarga de dar la garantía, ya que a veces son las grandes compañías de comercio electrónico de forma directa y en otros casos son empresas de terceros”, han señalado los expertos.
Otra cosa que no se debe olvidar es la compatibilidad entre países, ya que en España “disponemos de un alfabeto diferente al del mundo anglosajón, por lo que podemos encontrarnos con teclados que no contemplen ciertos caracteres, como la ‘ñ’. Esto se suele identificar como ‘teclado internacional’. A veces, dependiendo del precio, quizás valga la pena comprar un ordenador portátil con teclado internacional y comprar un teclado en español que sea fácilmente reemplazable”, han explicado.
En este sentido, con los móviles ocurre algo parecido, no solo por el teclado que, casi siempre, se puede configurar como teclado español, sino porque algunos terminales no se pueden emplear con las redes de telefonía que no sean las del país de origen. También conviene comprobar el estado de la batería o, al menos, los años que se ha empleado, ya que “si está cerca de los dos años convendría pensar en cambiarla, ya que el coste de la misma habrá que sumarlo al de la compra del dispositivo de segunda mano para saber si compensa”.
Garantías
En referencia si es probable que se averíe más un producto de tecnología de segunda mano que uno nuevo, “sí, pero para eso están las garantías, y no hay que olvidar que a veces hay productos nuevos que fallan a las pocas horas de uso”. Antes de deshacerse de los aparatos electrónicos, se debe pensar en las actualizaciones. En este sentido, Ocaña y Revenga han declarado que “algunos dispositivos, como los portátiles y ordenadores de sobremesa, pueden seguir siendo totalmente operativos si les hacemos pequeñas actualizaciones de bajo precio”.
“Por ejemplo, añadiendo más memoria o un disco duro de estado sólido o SSD. Con el paso de los años los precios de ambos se han abaratado y permiten que los ordenadores sigan manteniendo un buen rendimiento. Si, además, empleamos un sistema operativo adecuado, sin obsolescencias programadas o actualizaciones poco operativas, se podría incrementar mucho más la vida de estos dispositivos”, han estimado.
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