El nuevo consejero de la Junta de Andalucía ya se ha sentado por primera vez con los rectores y rectoras de las Universidades Andaluzas. Un primer encuentro cuyo titular fue claro: la posibilidad de fusionar títulos. El miedo ha aparecido en la comunidad universitaria ¿desaparecerán títulos? ¿se podrá seguir estudiando en toda Andalucía? Desde la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad la respuesta fue contundente “no desaparecerán facultades”. Pero la duda persiste, los centros quedarán ¿y los títulos? Al final los grandes afectados volverán a ser los Grados con menor demanda, normalmente vinculados con áreas de Humanidades.
En un periodo donde se incentivan las vocaciones científicas poco a poco se deja de lado la formación humanística, lo que puede acarrear problemas a la larga, pues ¿puede existir técnica sin ética? Sin una formación superior que esté enfocada en el ser humano ¿a quién servirán tantos nuevos productos? Los discursos repiten una y otra vez la necesidad de crear nuevos mercados y productos, para lo cual los profesionales de las ramas tecnológicas son la esperanza, pero la respuesta debería pasar por formar a los humanistas en estas tecnologías, actualizando sus titulaciones. Creamos un nuevo mercado, más digital y más innovador, pero dejamos de lado la esencia de la universidad, que es crear ciudadanos.
Si desaparecen estos títulos se condena a las facultades a ir desapareciendo también pues ¿qué sentido tiene un centro donde no hay alumnos? La promesa de ayudas a la movilidad es positiva, pero afecta a la vez a los territorios más abandonados, alejándoles de la posibilidad de contar con una mayor comunidad universitaria que revierta sus conocimientos en ella. Por ahora es solo una propuesta de trabajo, los rectores deben tener una respuesta de actuación sobre sus mesas.
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