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26 abril, 2024
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Comprender el cine y su historia para disfrutar del séptimo arte

Cineclub UGR

El Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada se convierte cada martes y viernes en una completa sala de cine: desde la taquilla a la veintena de altavoces y más de 200 butacas. Es la sede de proyección del Cineclub Universitario / Aula de Cine de la UGR, en marcha desde febrero de 1949.

Así lo relata el responsable de esta iniciativa cultural desde el año 95, Juan de Dios Salas. “En su momento el Cineclub servía para poner aquellas películas que no entraban en circuitos comerciales, por motivos políticos o porque simplemente no encontraban su hueco”. Por aquel entonces, el punto de encuentro de los cinéfilos era la sala Aliatar.

Juan de Dios Salas estudió Historia del Arte y desde que daba sus primeros pasos se interesó por el cine, “un hobbie absoluto”. Como autodidacta “había escuchado que era importante tener nociones y conocimientos artísticos para poder conocer cine”. En los últimos años de carrera, rememora, un abogado legó toda su filmoteca antes de morir. Uno de los profesores de Juan de Dios, Rafel López, necesitaba “alguien con conocimientos sobre cine para ayudar a los bibliotecarios contratados de Documentación” a la hora de ordenar el catálogo. Así empezó. Luego sumó talleres o conferencias y la Universidad le envió a los cursos de la Cátedra de Cine de Valladolid, a finales de los 80. Tras una pausa para hacer teatro, en 1995, el director de Extensión Universitaria por aquel entonces, Luis García Montero, le invitó a hacerse cargo del Cineclub. Ahora, su filmoteca personal cuenta con más de siete mil títulos.

Tras el boom de Internet, el foro ha perdido parte de esa función de traer a Granada cine alternativo, por lo que ha potenciado su vertiente didáctica y funciona como una filmoteca en la que se ofrecen películas en versión original subtitulada organizadas por ciclos. “Se estructuran siguiendo periodos de tiempo, cinematografías concretas, directores contemporáneos o clásicos ordenados cronológicamente”. Esto, según Salas, sirve para estructurar el “andamiaje histórico” que permite al espectador comprender lo que ve.

“Tal y como yo lo planteé al principio era una mezcla entre traer películas que por cuestiones de distribución, cinematografías más exóticas, no se podían ver, que no entraban en los canales habituales, siempre con la idea de la versión original con subtítulos en español, lo cual era otro aliciente, y al mismo tiempo que funcionara como una filmoteca. Es decir, que la gente tenga una visión de la historia del cine. Un orden.”

En una sociedad “bombardeada” por la información, la función del videoclub pasa a ofrecer una selección ordenada, “con los alicientes de pantalla grande, en un cine, con la información en los cuadernos que se preparan”. Tras haber pivotado por varias localizaciones, debido a los cambios de formato de las últimas décadas, la Facultad de Ciencias se ha convertido definitivamente en el epicentro del cine en la UGR.

Quienes acuden a las proyecciones, normalmente alrededor de medio centenar de personas, reciben un cuadernillo que detalla los pormenores y puntos de interés de cada película, objeto de debate e intercambio una vez terminados los títulos de crédito. Estudiantes, antiguos alumnos o profesores jubilados son, según Juan de Dios Salas, el público habitual. A ellos se suman los asistentes a los talleres organizados por el Aula de Cine. La prueba del éxito “es que la gente repite”, comenta Juan de Dios, “han salido de la Universidad y siguen viniendo”.

“Hay una especie de equilibrio de gente que pertenece a la Universidad, gente que ya la ha dejado y profesores que se han jubilado y vienen a los talleres. Ahora se dedican a lo que realmente les gusta. Vienen a aprender sobre cine, y se van mezclando distintos tipos de público”.

El objetivo es “demostrar que saber de cine permite disfrutar mucho mejor de las películas. Y cuanto más llano y más sencillo se habla, mejor se disfruta”. Por ello el Cineclub no se limita a expertos en el séptimo arte. “Cuanto más sepas mucho mejor, porque lo vas a disfrutar más, pero yo lo hago con la idea de ser lo más didáctico posible”, comenta Juan de Dios.

Águeda y Carlos, que acudían a una de las sesiones del martes, comentaban a Aula Magna que estaban haciendo los talleres: “Ya nos hemos adentrado un poco más en este mundillo. Estamos aprendiendo mucho, es un mundo apasionante”. Valoran que la proyección se haga en versión original. Influye el precio, claro, pero sobre todo “que se emiten películas buenas, no las que te meten en el mercado a presión, las que te marca el marketing y tenemos que tragar”. Quizás no es tanto por ahorrar, dicen, “sino por el tipo de cine”.

Otro Carlos, estudiante de Cine en una escuela granadina, no tiene claro si se va a aprender, “pero por lo menos nos enteramos de muchas curiosidades”. Acude acompañado de una amiga, también cineasta, que le convenció para acudir al Cineclub. “Aprender a disfrutar del cine es el leitmotiv”, asegura. Ellos no se dedicarán a dirigir o a escribir, pero quieren “saber disfrutar de una película”.

En febrero las proyecciones se centrarán en cineastas del siglo XXI. El precio de la entrada es de 2 euros, que se reducen a 1,5 para quienes tienen el carnet gratuito del Cineclub. El abono de 10 películas tiene un coste de 9 euros.

De los conceptos básicos a la crítica avanzada

Entender una película está al alcance de cualquiera. Sin embargo, profundizar en sus significados técnicos y artísticos requiere una formación. De esta necesidad nacen los talleres del Aula de Cine.

Son cuatro al año, programados en noviembre, enero, marzo y mayo. El primero de ellos se centra, como detalla Juan de Dios Salas, en “el lenguaje básico del cine, aprender a entender la imagen, el aeiou”. Se trata de una base para avanzar, ya en enero, en la historia del cine mudo, “porque sin él no se puede entender la imagen del cine clásico o contemporáneo”. En marzo llegará el turno para el análisis fílmico, una ampliación de los contenidos adelantados en noviembre a través de la crítica de fragmentos. Por último, mayo se suele dedicar a una monografía sobre géneros, autores o tramos históricos.

Junto a los talleres, el Aula de Cine de la UGR ofrece ciclos temáticos, que se celebran una o dos veces al mes. La visión cinematográfica de los artistas latinoamericanos será el asunto a tratar a lo largo de febrero en el Centro de Cultura Contemporánea de la UGR, situado en el Palacio de la Madraza.

Como complemento a las proyecciones en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias surgen los seminarios, que se organizan, también en La Madraza, una vez al mes. Su objetivo es ampliar el debate posterior al film. El día 17 de febrero, el cine de David Fincher será objeto de análisis. Siete de sus trabajos con más reconocimientos, desde Seven a Perdida se podrán disfrutar en el Cineclub a lo largo del mes.

La inscripción en los talleres del Aula de Cine, con una duración de entre 22 y 24 horas en modalidad de mañana y tarde, tiene un precio de 20 euros. El acceso a los seminarios y ciclos temáticos es gratuito hasta completar aforo.


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